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Channel: El hámster y otros cuentos
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SEIS CUENTOS - Dos autores

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GULA*, de Patricia Nasello

Hallé la lámina entre una pila de papeles que llevaba a la basura. Al principio, observar el trabajo que se había tomado el artista para dar ese aire etéreo a algo que no es más que un animal, me hizo gracia. Luego  me abrió el apetito. Burlar la seguridad del zoológico fue sencillo. Comencé a hincarle el diente en el primer rincón tranquilo que encontré, emitió unos pocos sonidos bajos y luego calló para siempre.
Habría despachado poco más de un cuarto de su peso cuando el pozo de mi hambre, que a veces pienso sin fondo, se hallaba de momento satisfecho.
Lo comprobé aquella noche, los cisnes no son mudos y su carne es exquisita.




PELIGROS DE LA CIUDAD (8), de Jordi Cebrián

El autobús se desvía de su trayecto habitual. Una viejecita sentada delante es la primera en notarlo. Un señor con una maleta y una chica de rasgos achinados avanzan también para interesarse. "Son órdenes", dice el conductor. "Nueva ruta".
Los pasajeros se agolpan en las ventanas y ven alejarse la ciudad. Dos hermanos se miran: llegarán tarde al colegio. Si alguien hace amago de protestar, algún pasajero lo retiene: "No vale la pena. Son órdenes".
Cuando paran ya no hay edificios, les rodea el desierto. Los pasajeros bajan, el autobús se aleja. Se sientan bajo el sol y esperan inútilmente.



TOMAR RIESGO, de Patricia Nasello

—Te vas a morir de hambre.
—Eso está por verse —responde el árbol a los pájaros de mal agüero que lo miran pasar.



EL PLACER DE LA CARNE, de Patricia Nasello

Descorre el cerrojo y se dirige al desfile.
—Qué buen disfraz de leona —exclaman quienes pasan junto a ella.
La noche de carnaval ya casi es día cuando, ahíta de hombres, regresa a su jaula y pone traba.



INTERPRETACIÓN, de Patricia Nasello

Me culpa por su ceguera y quiere matarme.
Descubrí el resentimiento y las intenciones que ocultaba ese ojo inútil porque el otro, que está sano, me permitió observarlo frente al espejo.




ELECCIONES, de Jordi Cebrián

Votamos entre los vecinos de escalera para elegir al próximo presidente. El del segundo afirmó haber ganado, pues la mayoría de pisos votaron por él. Pero el del tercero argumentaba que teniendo en cuenta los residentes de cada piso, las personas que confiaban en él eran más, así que se proclamó también vencedor. Las dos chicas del ático, que no habían votado, dijeron disentir del sistema y declararon su piso autogestionado. La viejecita del cuarto propuso ilegalizarlas y prohibirles usar el ascensor. Por el bien de la escalera, daré un golpe de mano y asumiré la presidencia por la fuerza.



* Lee Gula traducido al francés por Rafael Blanco Vázquez 

Bitácora de Patricia Nasello

Blog de Jordi Cebrián

Otro cuento de Patricia Nasello en este blog

Otros dos cuentos de Jordi Cebrián en este blog






Primera imagen:Snack Time, de jasinski en deviantART

Segunda imagen: r'lyeh, de nicktheartisticfreak en deviantART

Tercera imagen: Hiding: detail, de jaidyn-k en deviantART

Cuarta imagen: Eastern Frontline calendar, de kubicki en deviantART




EL BAJISTA* - Rafael Blanco Vázquez

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Cuando volví del baño me lo encontré tocando el bajo. Estaba como en trance, y era una imagen melancólica y dulce. De repente había dejado de ser ese niñato obsesionado por el dinero que volvió a ser minutos después, cuando se puso a contarme lo que le había costado aquel bajo.



* Publicado en el blog Químicamente impuro

 

 imagen: The Musician, de JynetteTigner en deviantART

TRES CUENTOS DE SERGIO PATIÑO MIGOYA

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CUESTIÓN DE COLORES



Que el señor gato lleve un esmoquin blanco cuando sube a lo alto de la valla, no es casualidad. Las ovejas escuchan mejor a alguien que viste su color. En el fondo, ellas saben que, bajo la tela impoluta, el pelaje del señor gato es negro, pero se sienten mejor así.
Con los años, el señor gato ha refinado tanto el arte del disfraz que hasta las palabras que salen de su boca parecen blancas. Las ovejas las comen con gusto. Están felices de vivir en la granja porque fuera, dice el señor gato, merodean los lobos, negros como la noche.
Menos mal que el señor gato cuenta con el impagable servicio de los halcones. Si tuviera que hacer ciertas faenas, no podría lucir su esmoquin blanco. Al menos, mientras la sangre siga siendo roja.







MISMAMENTE


En media hora se despierta, se levanta de la cama, se va a la cocina, se toma un café y dos bollos, se va al baño, se quita el pijama, se ducha, se afeita, se estruja una espinilla, se peina, se echa desodorante, se pone el albornoz, se vuelve a la habitación, se quita el albornoz, se viste y se calza, se dirige a la puerta, se echa un último vistazo en el espejo del recibidor, se ajusta la corbata, se marcha.
En la calle, cuando se dé cuenta de que una vez más se ha olvidado las llaves dentro de casa, se maldecirá fuera de sí a sí mismo y se volverá a recriminar el actuar siempre de forma tan irreflexiva.






SÍ AUNQUE NO



Un día de equinoccio en el Gran Bosque, el señor Conejo se topó con el señor Lobo.
—Podría haberme encontrado —se lamentó el señor Conejo— con el señor Ratón o con el señor Ciervo. Mire que es grande este nuestro Gran Bosque y voy a coincidir con usted, señor Lobo. No he tenido nada de suerte.
—Sí, sí la ha tenido. Aunque mala —se mofó el señor Lobo.
Pero en ese momento se oyó un disparo y el señor Lobo cayó al suelo víctima de malherimiento.
—Yo sí que no he tenido suerte —se quejó.
—No, no la ha tenido. Aunque bueno...
El señor Conejo se encogió de hombros y luego de patas para marcharse muy a bote pronto, antes de que el señor Cazador recargara la escopeta y su suerte volviera a mudar de adjetivo. Porque así de antojadiza se muestra la señora Fortuna para con estas cosas que suelen suceder, sobre todo un día de equinoccio, en el Gran Bosque.



 
Blog de Sergio Patiño Migoya



Primera imagen: Weeping Masquerade Mask, de The-Nanette-O en deviantART

Segunda imagen: Hex, de matthewcumbo en deviantART

Tercera imagen: skull study, de IkkiDay en deviantART



25 TUITS - Rafael Blanco Vázquez

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–Lo pone en las instrucciones, mira: “No hablar con ella mientras menstrúa”.



Como cuando algo te arrastra y te dejas arrastrar arrastrando contigo a los demás, que se dejan arrastrar arrastrando consigo a los demás.



Si lo acabas de escribir no me interesa. Veamos tus textos más antiguos.



–No hay que odiar a nadie, cada uno sobrevive como puede.
–Odiar a los demás es mi manera de sobrevivir.



Me como una banana, la cago, te la comes, la cagas, te la meto por el culo, la vomitas, me la como, la cago y zas, eyaculo como un marrano.



Lo perdonaba todo, salvo no tener nada que perdonar.



Mi mujer se pasa el día en bolas por la casa. Me estoy matando a pajas.



Te chuparían más la polla si en vez de esperma extrajeran sangre.



Día tras día me hice una vida diaria con la que aspirar a la cotidianidad.



Salir de viaje con tu mujer para desear volver a casa con tu mujer a soñar con salir de viaje con tu mujer.



Adolescente sensata tiene su primera regla y se vuelve mujer.



–Nunca te deseé, cariño.
–Calla y bájate las bragas.
–Cariño, estoy en mi lecho de muerte, paralizada.
–Está bien, te las meteré para dentro.



Si tiene sus ventajas y sus inconvenientes no merece la pena.



–Cariño, en estos 40 años sólo te deseé una vez.
–¿Cuándo?
–Aquel día que te encontré en la cama con mi hermana.



Se alegró de mi regreso el hijo de puta.



–Cariño, ahora que estoy en mi lecho de muerte, te confieso que llevo 30 años sin desearte.
–Pero te abrías de piernas, que es lo que cuenta.



Como cuando la primera noche de sexo ella se baja las bragas, tú se la metes y va todo de maravilla y al despertar la besas.



Como cuando va todo de maravilla y estás como loco deseando volverla a ver y al verla comprendes que ya no quieres verla más.



Mi madre y sus preguntas retóricas. Ahora quiere saber qué es una sinécdoque.



Jacinto introdujo el nardo en el rojo clavel de Violeta. Nueve meses después floreció Acacio, dotado con un tronco singular.



Un psicólogo sodomiza serenamente a un adolescente problemático mientras le susurra al oído teorías sobre la iniquidad del deseo de poder.



Cuando van a morir, los perros y los gatos buscan la soledad. Eso no lo hará nunca una mujer con la regla. Morirse, digo.



–He de irme a vivir otras vidas, a conocer otros mundos, a comerme otros chochos. Adiós, mamá –le dijo a su mujer.



Nos pasamos la vida intentando ser esclavos de los demás porque si sólo fuéramos esclavos de nosotros mismos no tendríamos a quién someter.



Es un alcohólico tremendo. Para que os hagáis una idea, bebe unas diez veces menos que Bukowski.




Imagen: Enter Into Depths of Sleep, de Jillianelf en deviantART


ENTONCES ÉL* - Rafael Blanco Vázquez

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Entonces él se fue a dormir un rato mientras ella preparaba la cena. Había tenido un día agitado y le dolía la barriga. Y cuando ella fue a despertarlo se lo encontró muerto, de un plácido infarto durante el sueño, según supo más tarde. Lo lloró. Lloró a aquel hombre con el que había vivido los últimos dos años. Lloró a aquel hombre que acababa de cumplir los cuarenta, aquel hombre que siempre bromeaba con la muerte y ahora estaba muerto de verdad.
–Mírala, es la muerte –reía melodramático ante una simple diarrea.
Algunos familiares y amigos lo lloraron también. Nadie se esperaba aquella muerte, digamos, sin previo aviso. Y era un hombre que se hacía querer, a pesar de su mal carácter.
Fluyeron las lágrimas y los tópicos, y luego ella quedó sola, como un tópico andante camino del olvido.



* Publicado en el blog Químicamente impuro



Imagen: Homme endormi, de felona en deviantART


Y OTROS 20 TUITS AJENOS - Varios Autores

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"Ahumaos los unos a los otros como yo os he ahumado". Libro de los Salmones 15:9.


–¿A qué te dedicas?
–Llevo muchos años tocando en el metro.
–¿Qué instrumento?
–¿Eh?


Realizo un estudio sobre cómo reacciona la gente atada. Participan seis sujetos.


A veces subo a un taxi y grito: "RÁPIDO, SIGA A ESE CONATO DE ESPERANZA ENTRE MI ANTOLOGÍA DE SINSABORES". Después lloro, pago y me bajo.


—Cariño, ¡mira esa nube! ¿No te recuerda un poco al mochuelo de Minerva, símbolo oscuro y blasón de los Illuminati?
—Voy a dejarte Julián.


–Abogado, su cliente tiene un alegato?
–Tiene un cocodrilo, pero es prácticamente lo mismo.


Josefina, pásame el trabuco que veo unos chavales saltando la zanja y les voy a salar el culo.


–¿Qué le pongo, señor?
–Un descafeinado con sacarina y un Donut Light
–¡ME CAGO EN LA PUTA!
–¿Y eso?
–Para nivelar la testosterona en el bar


Mi novia y yo estamos últimamente probando cosas nuevas en la cama. Ayer, sin ir más lejos, estuvimos ahí pelando naranjas hasta las tantas.


–A mi mujer le hago el amor quiera o no, soy un rebelde, un sublevado, un, un...
–¿Insurrecto?
–No, por el culo no se deja.


–Soy experto en jeroglíficos.
–Pues échale un vistazo al mío, que no enfría bien.


"Calla, furcia" es mi frase favorita para utilizar justo antes de declamar un poema.


Cuando una mujer disléxica dice "no" en realidad quiere decir "no".


Hombre a contracorriente viaja en el tiempo para cambiar de opinión.


Mujer normal busca hombre normal para relación seria que me haga sentir especial.


Y la serenidad que da el pensar que, digas lo que digas, siempre estará mal según el arbitrario esquema vital de alguien. Ah, eso es la paz.


Mi animal de compañía favorito es la lagarta.


Creo que me he saltado el paso intermedio entre joven promesa y vieja gloria.


Siento mi brusquedad mi señora, pero vengo de agrestes e inhóspitas tierras donde el amor se mide en centímetros.


Si tu gato pudiera hablarte, te mentiría.







Imagen: Sparring with reality de nailone en deviantART

TODA UNA VIDA - Rafael Blanco Vázquez

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No me quiero morir sin escribir un cuento que contenga la palabra "amígdalas", en plural. Tal vez sea porque no tengo, o tal vez porque mi hermana tiene y no le sirven para nada. Lo cierto es que no me quiero morir sin escribir un cuento que contenga la palabra "amígdalas", que es una linda palabra esdrújula que no sirve para nada, porque las palabras no sirven para nada, salvo para decirlas o escribirlas o recordarlas o imaginarlas o incluso oírlas o leerlas, que no es poco pero tampoco es mucho, porque nada es mucho ni poco. De hecho, aquí en mi lecho de muerte, qué importa si finalmente consigo escribir un cuento que contenga la palabra "amígdalas". ¿Acaso me va a devolver esas amígdalas que me quitaron de pequeño y que de todas formas no servían para nada?



Imagen: Red Door de Kamal-Q en deviantART

BURBUJAS - Rafael Blanco Vázquez

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Estaba llena de sombras y de aire
Tenía problemas existenciales y estomacales
Daba largos paseos hacia la cola de la farmacia

Su obra maestra
Declamada ante un público sin aliento
Fue un soneto de catorce eructos

Días después se clavó un puñal
Y sin una palabra
Estalló como un globo

Se produjo un gran estruendo
Inaudible en el silencio
Del estruendo eterno


Imagen: Watercolor nude 36 de TheKiller7 en deviantART

 

CUATRO CUENTOS - Varios autores

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FLECHAZO, de Marina de la Fuente

Etsá carlo que llagetse a mi vdia praa doserderlana por cepmolto.

 


SIN TÍTULO, de Cristina Villanueva
 

No soy un asesino serial, sólo te voy a matar a vos.
Ella se quedó tranquila, siempre le gustó ser única.





LA ENFERMA, de Isabel Martínez Barquero
 

Estaba tan enferma que acabó con toda su familia.
Uno a uno, cayeron todos en sus desvelos por cuidarla. Las largas noches de hospital y la atención constante a las súplicas de la impedida fulminaron aquellas naturalezas fuertes.
Desolada, recuperó la salud para no marchitarse ante la vigilancia lánguida de quienes, por sus oficios, no vibraban con el apasionamiento necesario que requería su postración.





VIERNES, A ESO DE LAS ONCE DE LA MAÑANA, de Daniel Frini
 

Doña Berta me pidió una docena de huevos.
Los tomé de la canasta y separé una hoja de diario para envolverlos. Algo llamó mi atención, y detuve el movimiento del papel en el aire. Allí estaba, casi al final de la página. No podía creerlo.
“Horacio: dice el Colorado Fernández que te pasa a buscar este viernes, cerca del mediodía. Rogelio”.
Me olvidé de Doña Berta.
Con premura, miré la fecha del diario. Era del lunes pasado; y lo que cuento ocurrió ayer jueves. Quedé atontado; primero, porque encontrar una noticia así es bastante extraño; segundo, porque no conozco a ningún Rogelio; y tercero, porque el Colorado Fernández murió hace trece años; cuando, borrachos, le dimos para tomar kerosene en su despedida de soltero.
Algo de miedo, tengo. Nunca me llevé bien con el Colorado Fernández.



Blog de Marina de la Fuente

Más cuentos de Cristina Villanueva

Blog de Isabel Martínez Barquero 

Blog de Daniel Frini 




Primera imagen: Deflagration, de ReachingFlames en deviantART

Segunda imagen: Hospital, de ChrisRosewarne en deviantART

Tercera imagen: toadman, de Angeliccorpse en deviantART


21 TUITS - Rafael Blanco Vázquez

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-¿Cómo se te ocurre, asado de calor, quedarte frito en la arena? ¿A ti te falta un hervor?
-Necesito un baño, María.




Tras la extracción, el dentista tuvo un apretón y se cagó en mis muelas.




-Sépalo usted –dijo el pétalo.




Tuve un apretón en el entierro y casi me cago en todos sus muertos. Por suerte, sólo me cagué en diez.




Sucesos.- Un caballo se equivoca y se folla a una caballa.




No dejaba volar su imaginación. Intentaba entender lo que el autor le quería contar.




Concluido el parto, el doctor tuvo un apretón pero la enfermera fue tajante: 

–Ni se le ocurra a usted cagarse en la madre que parió al niño.




Escúchame, petarda: a mí no me llora ni mi madre.




Cuando sufras no sufras, es normal.




Cuando sufría pensaba: “¿Por qué yo, que no le deseo mal a nadie?”.




El nueve era más chulo que un ocho. Y eso que el ocho era un matasiete.




Sí, claro. Y de paso me veo también una película de Chaplin, no te jode.




En mi opinión, no todo es opinable.




Sólo podrás educar a tus padres cuando entiendas que no les debes nada.




–¿De qué murió? 
–De muerte natural. Le clavaron un puñal en el corazón y murió.
–Natural.




Ojo que no pestañea no ceja.




Estoy de piojos hasta la coronilla.




Incompatibilidad de caracteres. Diferencias irreconciliables. ¿Separación? No, peleas.




Sí, claro. Y de paso me veo también una película de John Ford, no te jode.




Proclaman con orgullo que la vida en común es una lucha. Como si no fuera una lucha la soledad, que es justamente lo que ellos no soportan.




Me tiré un sonoro pedo tras el orgasmo. Con las compuertas abiertas, mi cuerpo era una fiesta.
–Te quiero, nena –eructé. 




Imagen: red, de lisalelis en deviantART


 

OTROS 19 TUITS AJENOS - Varios autores

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ciruelle
Cuando el tiempo no vuela, está descansando en las horillas.




perrohijueputa
Se solicita esposa. Motivo lluvia.




Hay personas que solo son libres para decidir de quién quieren ser esclavos.




Oriana_azul
La solución a mis problemas me diluye.




Maldijo aquellas palabras que dijo mal.




En las dietas, el que flaquea no adelgaza.




Dadas las dudas, lanzaré los dados.




amar_gor
Hago esfuerzos para controlarme, pero te las veo y te las deseo.




axelnovoa
Si tiene vagina, es puta.




Las mujeres son como los hámsters. Si les echas gasolina y después un cerillo, se prenden y se mueren.




FernandoSainz
Para hacer feng shui en casa tengo que colocar a la vecina del 3º orientada hacia Cuenca.




OliverTuits
Rescatan a una sonrisa que llevaba meses siendo forzada.




boca_de_lobo
tantas mujeres con ganas de inspirar un poema y yo con tantos poemas escritos a musas hipotéticas.




los enemigos también sirven para saber que a veces ellos son los que tienen la razón, también.




pelillosderaton
Follar bonito, pase, pero ¿sensual? Esa palabra seguro que sólo la pronuncia gente que dice "de veras" y "de todos modos".




gemabarranco
Qué domingo tan raro estoy pasando. Lo de que sea martes no ayuda.




Nika_soledat
Tengo un amigo que no para de decirme que NO es Tyler Durden y que lo deje en paz. No necesito más pruebas.




No, ahora en serio. He estado pensando mucho en el tuit único. Un tuit para gobernaros a todos y ataros a las tinieblas. Pero no me sale.




Un profundo viaje interior de meditación ininterrumpida me ha mantenido muy ocupada, pero al fin he hallado un nombre digno para mi ojete.



 
Lee en este blog Y otros 25 tuits ajenos y 32 tuits ajenos



Imagen: bintucellah, de blayrd en deviantART 


ESCALADA* - Fernando Andrés Puga & Rafael Blanco Vázquez

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Escalada pone el despertador a las siete. Se levanta apenas suena. Con mecánica eficiencia se asea y se viste mientras escucha las noticias. Desayuna un café con leche con dos tostadas untadas de queso crema light y mermelada BC de durazno y a las ocho menos cuarto sale en dirección a la oficina con su viejo maletín donde ahora guarda la netbook que le dio el jefe. Escalada es un buen empleado, trabajador y silencioso. Ninguno de sus compañeros ha tenido jamás un entredicho con él. A veces parece que no estuviera ahí. Y sin embargo ahí está Escalada, día tras día, con su paradoja a cuestas, igual que el arribista Cortés, el alevoso Hidalgo y el intachable Coronel.




Sobre Fernando Andrés Puga


* Publicado en el blog Químicamente impuro


Imagen: AMNESIA and COLAPSO, de quick2004 en deviantART

CUATRO CUENTOS - Autores varios

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UNA VEZ MÁS, de Giselle Aronson

Había caído otra vez, se dio cuenta al llegar al fondo y ver los rostros a su alrededor.
Abajo no estaría solo, muchos colegas lo acompañarían: escritores admirados, otros desconocidos, literatos descollantes, mediocres, inescrupulosos, abnegados, agudos, apasionados, concisos, obsesivos.
No faltaban los que fingían su debut por allí. Agobiados, no se explicaban cómo habían ido a parar a ese foso. Otros, más sinceros, se tomaban el asunto con humor e intentaban volver a la superficie, libres de escándalo.
Él ya conocía el sitio y sabía que era natural para cualquier escritor, caer en un lugar común.




 
CULPAS, de Claudia Sánchez

Una sonrisa se dibujó en su rostro al verme llegar. Era una sonrisa exagerada, estática, forzada, incongruente con la expresión de sus ojos. Una certeza, toda instinto, cruzó rauda por mi mente: lo había descubierto. Sin sacar la llave de la cerradura, volví a cerrar la puerta, giré dos veces la llave y fui hacia el auto. El sonido de un disparo me hizo detener. El instinto me había fallado. No teníamos armas en casa.





SABER LO QUE SE QUIERE*, de Alejandro Hugo González

Siendo niño siempre le preguntaban qué quería ser cuando fuera grande. Y él siempre respondía:
—Asesino.
Sus padres sonreían, divertidos. Las visitas reían, un poco incómodas, y a veces se despedían enseguida.
Poco a poco llegó a ser un contador de fama no pequeña, padre de cinco hijos y respetado miembro de la comunidad. Sin embargo, de vez en cuando miraba con tristeza el fuego del hogar y confiaba a alguno de sus pocos amigos íntimos:
—Este es el resultado de no contradecir los deseos de los niños. Si mis padres alguna vez hubieran querido inducirme por la fuerza a ser médico, ingeniero o -incluso- contador ahora yo sería un asesino maravilloso, y no esta porquería que todos pueden ver.
Decía esto mirando como en sueños el cuello de su amigo, la suave piel del cuello, donde empieza la nuca, con sus pelitos.




 
LABERINTO VIVO, de Juan Pablo Noroña

Ansioso de afecto, entro al laberinto vegetal en persecución de una mujer sagrada y única. Una vez dentro, hallo con asombro que se ha multiplicado: me saluda desde un recodo, atisbo su luciente cabellera por sobre una muralla verde, escucho su voz a mis espaldas. A cada paso, a cada vuelta, son más, y mayor mi confusión. Cuando finalmente atrapo a una, sólo esa veo, sólo esa existe.



* Lee Saber lo que se quiere traducido al francés por Rafael Blanco Vázquez

Blog de Giselle Aronson

Blog de Claudia Sánchez

Blog de Alejandro Hugo González

Facebook de Juan Pablo Noroña




Primera imagen: La fosse, de Greaukk en deviantART

Segunda imagen:the dead cannot dance, de anatheme en deviantART

Tercera imagen: gimme light, de anatheme en deviantART

Cuarta imagen: the Elements, de m0thyyku en deviantART
 


CUATRO CUENTOS DE CARLA DULFANO

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EL PEDIDO

—Por favor, Dios, condensá en un solo muchacho las virtudes de todos los hombres —le pedí.
—¿Y con los defectos qué hago?
—Cargáselos a otro.
—Pobre muchacho, sería injusto…
—Después se lo compensás de alguna manera.
Dios concedió mi deseo: creó un hombre con todas las virtudes del mundo y otro con todos los defectos.
Inesperadamente, me enamoré del que condensaba todos los defectos. Esa fue la manera en que Dios lo compensó. El muchacho denuncia que esa no es una compensación sino un castigo; pero Dios no lo escucha, dice que su quejido es sólo un defecto más de todos los que le cargó.




 
EL EXPERIMENTO

Trabajaba en un laboratorio. Experimentábamos con un nuevo químico llamado “Anti-Timidex”, que bloquearía algunos neurotransmisores causantes del miedo, la culpa y la baja autoestima, situados en el hemisferio cerebral derecho.
Dora, la recepcionista, se ofreció como voluntaria y le pedí que tomara una pequeña dosis del frasco.
Ella desató su cabello y arrojó los anteojos por una ventana, besó salvajemente a un operario y a todo el personal masculino del octavo piso. No pudo con los del séptimo porque se descompuso el ascensor.
Después entró a la oficina del gerente Swam sin que pudiéramos frenarla, y le dijo:
-Usted es un orangután.
Para entonces ya habían pasado los veinte minutos del efecto de la droga. Dora recobró de pronto su timidez habitual. Se ruborizó y se retiró con su paso cansino de siempre.
Volví a mi despacho y descubrí que el frasco estaba lleno. Dora no lo había tomado...




LA ROBOT QUE JUGABA AJEDREZ

Me enervaba que Marcos jugara ajedrez con Teresa, su robot preferida.
—Ya no tenemos comunicación —le dije.
—Claro que sí... ¿Tu abuela está mejor?
—Murió hace cuatro años.
—Pero, ¿no estaba enferma?
—Claro, por eso murió. Fue en la navidad de 2030
—¡Ah! Entonces coincidió con el día en que fuimos a ese lugar donde contaban chistes y se comía bien...
—Marcos, ese era el velatorio —dije, y le partí el tablero de ajedrez por la cabeza.
Teresa me agarró del cuello y me fagocitó de un bocado. Desde entonces vivo dentro de su cuerpo metálico. Bueno, por lo menos cuando Marcos la besa, algo me llega a través de la escafandra plateada.




EL ÁRBITRO COMPLACIENTE

Gómez, el árbitro de fútbol, de chico era muy complaciente, le gustaba dar la razón a todos. Cuando sus padres se separaron les dijo que ambos tenían razón en detestarse. Lo desheredaron inmediatamente.
De joven lo contrataron para arbitrar entre dos clubes barriales.
—Pujol tocó la pelota con la mano —dijo Ramírez, un jugador.
—Tiene razón —dictaminó el árbitro Gómez.
—No la toqué —replicó Pujol con una voz profunda y gutural.
—Usted también tiene razón —aseguró Gómez.
Ramírez y Pujol se arrojaron sobre el árbitro con furia.
Un enfermero vino con la camilla para auxiliarlo. Le dijo:
—Pero Gómez, no puede darle la razón a todo el mundo.
—¿Sabe una cosa? Usted también tiene razón.
Ese fue el fin de su carrera. Tiempo después, alguien lo encontró viviendo en una plaza. Mediaba entre dos palomas que se disputaban una miga de pan, hasta que una le picoteó un ojo…



Blog de Carla Dulfano


Primera imagen: Cubismo, de schincariol en deviantART

Segunda imagen: the drowned maiden, de Infuzoriy en deviantART

Tercera imagen: I'm Robot, de Widyantara en deviantART

Cuarta imagen: Atravesado, de Currel en deviantART


TRES CUENTOS - Varios autores

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OTTILIA, de María del Pilar Jorge

En Ottilia, las calles son estrechas, empedradas, con lomas que suben y bajan. Las casas, blancas, con techos redondos y muchas ventanas en las que brillan los hilos de seda de las cortinas. Los niños corren libres y sin miedos, gallinas y perros escarban la tierra de las quintas. El río está cerca. Es siempre verano, por eso las siestas son largos rituales. Hombres hay muy pocos. Sólo permanecen los más viejos y los más pequeños. Las mujeres tejen alfombras, cortinas, túnicas de texturas sedosas y colores claros. Suelen ser muy bellas y entrelazan cordones multicolores en sus trenzas. Pero los forasteros temen quedarse a dormir en Ottilia. Sucede que las camas están cubiertas por sábanas tramadas, y la leyenda cuenta que cuando las mujeres de Ottilia envuelven a sus amantes con ellas, sus cuerpos se transforman en simples dibujos impresos en las telas.




PRECOZ, de David Moreno

Vivíamos separados por una pared, mi dormitorio pegado a su salón. Tan cerca, tan lejos. Nunca nos habíamos visto, ni oído, ni siquiera preguntado nuestros nombres, pero cumplíamos entusiasmados con nuestra cita. A las diez en punto de la noche desde hacía unos meses, abría mi libro de poemas y le recitaba unos versos de amor en voz alta. Ella, para que supiera que eran de su agrado, daba unos golpecitos y felices dormíamos hasta el día siguiente.
Anoche, me atreví. Me asomé a su ventana, justo cuando impaciente apoyaba su cabeza en la pared. Al girarse, vi que era tan sólo una niña, con sus ojos me decía que la esperase.




 
LO QUE QUIERAS*, de Patricia Nasello

Yo estaba de pie, él de rodillas. Sus manos en las mías, su mirada en mis ojos.
―Te amo ―me dijo―, y te lo voy a demostrar. Pedime lo que quieras: una rosa de oro, una estrella de mar. Una estrella del cielo.
―Con un canario me conformo ―contesté riéndome.
―Lo consigo y vuelvo.
Volvió rápido. Cansado. Tierno como siempre.
Arrastraba una jaula enorme.
―¿Y el canario? ―pregunté.
―Decidí que ningún pájaro podría compararse con vos, mi amor, que cantás como un ángel ―respondió.
Me emocionó saber cuánto valoraba mi voz.
Avancé unos pasos. Me paré dentro del círculo de rejas.
Él cerró la puerta.





* Lee Lo que quieras traducido al francés por Rafael Blanco Vázquez

Blog de María del Pilar Jorge

Blog de David Moreno

Bitácora de Patricia Nasello




Primera imagen: Elven forest, de lucid-light en deviantART

Segunda imagen: attente, de toubab en deviantART

Tercera imagen: Lovers, de Mefitica en deviantART



TRES AUTORES, TRES CUENTOS

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DISTANCIADOS, de Miguel Molina

Ella encendió el tocadiscos y sentada en la cama comenzó a desnudarse. Él se acomodó y se limitó a mirar.
Ella fue desvistiéndose sin prisa; primero la chaqueta, luego la blusa y después la falda. Él no quiso perder tiempo y fue bajándose la bragueta. 
Mientras tarareaba una canción, ella se quitó el sujetador y el tanga. Él se acariciaba y solo era capaz de escuchar a su corazón desbocado. 
Cuando ella se desnudó por completo apagó la luz, corrió las cortinas y bajó la persiana. Él se subió la cremallera y entre maldiciones arrojó los prismáticos al suelo.



 
EL VALOR DE UN COBARDE, de Luisa Hurtado González

Encontró su nota de despedida sobre la mesa de la cocina, por la tarde, al volver del trabajo. Tras leerla, se dejó caer sobre una silla y supuso que iba a ponerse a llorar pero... ¿por qué hacerlo?, ¿por un matrimonio muerto hace años? “Él sólo ha tenido el valor de acabar con esto”, se dijo, y las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, porque ella se había pasado doce años diciendo que era un calzonazos y ahora era mentira.



 
NO SÉ DECIR QUE NO, de Alejandro Bentivoglio

No soy el sirviente de la ventana, me digo. No me dejaré engañar por esa tentación de cortinas y vidrios. No accederé a su imperiosa necesidad de recortar el sol con sus bordes. De ninguna manera la dejaré abierta toda la noche, soy un hombre que tiene frío. Ella debe saberlo.

Pero ¿cómo decírselo ahora que mueve tan seductoramente su picaporte hacia mí mientras va subiéndose centímetro a centímetro la persiana?



Blog de Miguel Molina

Blog de Luisa Hurtado González

Blog de Alejandro Bentivoglio





Primera imagen: Nu A La Fenetre Drawing, de ionantha en deviantART

Segunda imagen: SHE LEFT, de LEONID AFREMOV en deviantART

Tercera imagen: La fenetre qui pleure, de Maerron en deviantART


30 TUITS - Rafael Blanco Vázquez

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Cagar y follar eran señal de buena salud, pero ellos aspiraban a la frigidez y el estreñimiento.



Primero ella y luego yo, cagamos ambos bajo la atenta mirada del otro. Luego a la ducha los dos, a enjabonarnos el culo mutuamente.



–Dígame una palabra esdrújula.
–Esdrújula.
–Ahora una palabra llana o grave.
–Aguda.
–Y ahora una palabra aguda.
–Copón.



Somos dos pensando en vos / Y uno de esos dos sos vos.



Joder, mamá, que pareces mi mujer.



Hay que entender que se hiciera vegetariano. Su madre era puta.



Me encantan las palabras acabadas en –al: primordial, sideral, carcamal, homosexual… Pero palpebral es un auténtico asco.



¿Dejar o ser dejado? ¿Solo o en pareja? ¿Novia con carácter o sin carácter? ¿Diarrea o estreñimiento?



–Jamás de los jamases, te pongas como te pongas.
–¿Ni a pesar de los pesares?
–Ni siquiera si quisiera.



En mitad del duelo, el vaquero se rajó. Se me vio todo el culo.



Lo perdonaba todo, menos que tuvieran que perdonarla.



Nació cuando le salió a su madre del coño.



Si a tu padre le sale de los huevos, te beberás la leche.



Qué ruidosa es la perra de mi vecina. Menos mal que no tiene animales.



Al volver al hogar, tras una larga ausencia, el granjero se encontró a su vaca preferida muy delgada:
–Estás hecha una mujer –le dijo.



Disfrutaba cagando, follar le angustiaba. Decidió trabajar, la amistad era un deber. Como buen sentimental, se beneficiaba del amor.



Nadie puede escapar a su desatino.



Corazón que late, dislate.



El clítoris me gusta. Pero la palabra clítoris me gusta mucho más. Te la chupo toda.



¿Pero de qué va a ser acicate una palabra como acicate?



Ahora que por fin ha logrado llevarse todos los premios, sus películas no interesan a nadie, razón por la cual las ve todo el mundo.



Un cheronca con aires de dolobu, langa para su nami, dorima para su jabru, canta el gotán como nadie por los chebolis del rioba.



Déjate de facecias y de dingolondangos y cómeme ya el coño.



¿Por qué no me gustan los autores que les gustan a los autores que me gustan?



Si no crees en los premios y no puedes entender que no hayan premiado a tal autor, entonces sí crees en los premios.



Cuando cago, aprovecho y meo. Cuando meo, aprovecho y me cago en tu puta madre.



Está bueno que no te dé vergüenza, pero que te diera vergüenza también estaría bueno.



A ella le gustan mis besos de whisky y a mí me gustan sus besos de sueño. La rescato del sueño y me la follo.



¿El deseo de toda pareja? Separarse.



¿No deberíamos vivir sin hacer preguntas?



Imagen: THROUGH, de quick2004 en deviantART




CUATRO CUENTOS - Tres autores

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LIBRE DEUDA, de Jorge Martín

Se había matado varias veces, de los modos más diversos, pero una y otra vez había despertado en la cama. Su drama siempre había sido la vida, ahora era que no podía morir. Consultó al médium del barrio, porque no era adherente de ninguna religión específica.
—Supongo que tengo alguna deuda, no terminé bien algunas relaciones, no me reconcilié con mis padres, veo poco a mis hijos —le informó al vidente.
—No, al parecer nada de eso pesó a la hora de que lo devolvieran del más allá.
—No sé qué tengo que hacer para que me den el pase. ¿Tengo que ayudar a alguien?
—Lo que pase del otro lado no es el asunto. Usted debe patentes desde hace tres años y hasta que no pague no puede irse de este mundo. Este gobierno es muy estricto. Son trescientos pesos.
—¿Las patentes?
—No, la consulta.




NUESTROS MIEDOS, de Jordi Cebrián

A mirar bajo la cama, y que sea verdad, y existan monstruos; a que muera el amor; a que algo obstruya nuestras venas y la sangre no fluya; a que la noche nos sorprenda fuera, sin saber volver; a no importar a nadie; a que el metal desgarre nuestra débil coraza; a perder a los nuestros; a morir de aburrimiento; a que en nuestro interior algo empiece a crecer implacable; a dejar de ser sin darnos cuenta, y que nuestro cerebro se disuelva lentamente, y un día la baba se nos escape, sin saber decir ya que no, que basta.




LAS RAZONES DEL CUERPO*, de Alejandro Hugo González

Nunca le habían gustado las manos de su esposa. Pero eso no tenía que ver con ella: era tierna, bellísima, adorable. Inclusive podría haberse dicho, si no hubiera sonado tan ridículo, que él tenía miedo de aquellas manos. Pero se trataba de ellas; a su esposa la amaba con todo su corazón.
Y fueron precisamente aquellas manos las que una noche de invierno lo estrangularon, mientras su esposa, desesperada, atrás, gemía:
—Te amo, querido; te amo tanto como jamás podrás imaginar. Pero tu cuello, ay, tu maldito cuello...




LA TUERCA, de Jordi Cebrián

Encontró la tuerca en el suelo, durante la revisión rutinaria. La examinó sin reconocer el modelo, y buscó infructuosamente de dónde podía haber caído. Mostró la tuerca a sus compañeros, que andaban enfrascados revisando juntas y apretando válvulas, pero no le prestaron atención, y le sugirieron cosas que podía hacer con ella. Obstinado, fue a ver al supervisor, persona metódica y responsable, que consultó en el ordenador central la función de la pieza. Por desgracia, la consulta centralizada estaba desactivada por mantenimiento. Mientras esperaban volver a conectarse, empezaron a oírse ruidos metálicos por todo el complejo, que empezaba a desplomarse.


* Lee Las razones del cuerpo traducido al francés por Rafael Blanco Vázquez



Otros cuentos de Jorge Martín

Blog de Jordi Cebrián

Otro cuento de Alejandro Hugo González en este blog

Blog de Alejandro Hugo González





Primera imagen: the doctor says, de anatheme en deviantART

Segunda imagen: CRANIAL_BLEEDING, de quick2004 en deviantART

Tercera imagen: Theory of Probability, de ja5on en deviantART

Cuarta imagen: Clockworks, de Sven360 en deviantART


TETRALOGÍA ESDRÚJULA* - Rafael Blanco Vázquez

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FÉCULA

Abriendo los tentáculos de su lengua vernácula sedujo aquel oráculo a la chica sin mácula. Tuvo lugar el vínculo según todos sus cálculos. Le comió toa la rúcula, le metió todo el báculo y al grito de “¡Qué rículo!” se vació los testículos.


OPÚSCULO

–¿Un óbolo?
–¿Le va un ósculo?
–Preferiría un vehículo.
–Hay que apretarse el cíngulo.
–Es usté peor que un forúnculo.
–Hábleme bien, homúnculo.
–Váyase usté a tomar pórculo.


SIN TÍTULO

Críspulo, oh trémulo discípulo –dijo Aristóbulo–, oh cúmulo de células y de glóbulos, oh estímulo de los párvulos, oh Críspulo, coge tus pústulas y tus bártulos, mueve tus rótulas y tu fístula, y que mi brújula te lleve hasta esa nínfula cuyas ínfulas son mi férula, con este rótulo: “Tu óvulo, alada libélula, es el único digno para mi cánula”.


RÓMULO Y ÚRSULA

–¿A que te clavo las cutículas en los pómulos?
–¿A que te arranco con la mandíbula los adminículos?
–Nos domina la febrícula. ¿No estaremos viendo demasiadas películas?
–No seas ridículo.
–El otro día leí un artículo sobre el mundo del espectáculo. Un artículo tan tremebúndulo que me temblaron hasta los nódulos de la vesícula. Parece ser que la farándula da pábulo a grupúsculos que son malignos corpúsculos en la médula social, la cual, desprovista de ménsulas, terminará siendo víctima de su propio patíbulo.
–No sé si morderte la clavícula o rasparte la úvula con una espátula.
–Pero Úrsula, míralo desde otro ángulo.
–Mordisquéame el lóbulo, Rómulo.



* Publicado en el blog Breves no tan breves



Imagen: Melody for the Primordial, de jasinski en deviantART

 

TRES CUENTOS - Dos autores

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LA VISITA, de Alberto Paz

A media noche la despertó el tamborileo de unos dedos en la ventana. Temerosa se levantó, caminó descalza y corrió la cortina. Afuera estaba él, flotando, viéndola fijamente con el rostro desencajado. Traspasando el cristal que los separaba la tomó por la espalda en gélido abrazo.
—Pude haberte asesinado y después suicidarme, pero decidí invertir el sistema —le dijo al oído.



 
SALTAR, de Alexandra Jamieson Barreiro

Vio que el tren se acercaba y saltó a las vías. Siempre había tenido miedo de que alguien la empujara adrede o de caerse involuntariamente. O voluntariamente. Ese día se había levantado especialmente enérgica y escéptica al mismo tiempo pero con ganas de experimentar sensaciones nuevas. Le daba miedo pensar que un día tendría el temple de dar ese salto que tanto la atraía. Cuando viajaba en tren, le molestaba detenerse durante horas sólo algunas estaciones después de haber subido porque alguien había logrado lo que ella no. ¿Cómo lo habría hecho? ¿Tomando impulso y carrera? ¿Blandamente, desmoronándose por el borde? Como si nada, un saltito de nada. Ver que viene el tren y saltar. Dura un segundo y está en el foso rodeada de papeles, botellas plásticas, metal. Llega a ver también el asombro de dos pasajeros cuando deja apoyados el bolso del gimnasio y la cartera en el andén, como si fuera a volver pronto para buscarlos. Vio que el tren se acercaba.



 
SOBREMESA, de Alberto Paz

Alegre por haber saciado el hambre, el vampiro tomó el cuerpo de la joven y jugueteó con él, como juega el hombre satisfecho con los guisantes sobrantes en el plato. De nuevo plantó su boca sobre el cuello. Por los orificios recién hechos comenzó a soplar y a succionar su propio aire. Inflaba y desinflaba. Se divertía al ver a la mujer expandirse como globo y contraerse como pasa. Infló, desinfló, infló, desinfló… hasta que el cuerpo no aguantó más y estalló, dejando a su alrededor un reguero de carne seca.



Blog de Alberto Paz

Blog de Alexandra Jamieson Barreiro




Primera imagen: above the rotted flesh, de morrbido en deviantART

Segunda imagen: swallow's tail, de agnes-cecile en deviantART

Tercera imagen: Vampire, de sorskc en deviantART

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